miércoles, 10 de diciembre de 2008

Vida y Opiniones de Tristram (la sombra)


Vida y Opiniones de Tristram Grifón-3
Tristram ha dejado de reclinar su cabeza en el regazo de los humanos. Ya no siente con el contacto la gratitud de los hombres.
Ahora que es verano le gusta pasear por el parque, acercarse a las almas solitarias que aprovechan los rayos del sol. Se tumba sobre sus sombras y con la lengua fuera hace pensar en un can acalorado deseoso de una tregua. Yo le miro y sonrío porque se debe esta afición a su última "lectura" y a una frase que le gusta: "¿qué es la sombra de un hombre sino su asombro postrado?".
Se le ha metido en la cabeza que a las personas se les conoce mejor por su reflejo, por su lado "asombrado", aquel que se oculta cuando no hay luz.
La oscuridad en que cada uno guarda los secretos que pocas veces salen a relucir. ¿Llega el haz de un foco para hacer de la noche día?
No, sería apariencia. Sólo la luz solar otorga la verdadera sombra.
Tristram sigue cada día postrándose sobre la sombra de los demás, contemplando a los asombrados humanos que reaccionan ante él.
Me ha dicho que quienes desarrollan sus defectos son acaso los más interesantes porque son quienes más caso le hacen, por ser conscientes de su asombro postrado, los que más dudan, no saben qué parte es más real.
Hay otros que son más felices, unos apenas notan su presencia y se pasean por el parque sin mirar alrededor y tutean al sol o incluso tienen el descaro de creerse observados por el astro rey; otros también felices sí se fijan en él y le sonríen amablemente , no reparan tanto en sus sombras si no es para jugar con ellas, estos se asombran de la luz y los colores.
También dice que los más infelices son los que "tienen la cara de la gente que ama a la gente, una cara que sería torva cuando averigüen que amar sin reservas es ser traicionado".
Me cuesta creer a mi amigo Tristram, pues saca las ideas de los libros que dice son la vida misma encerrada entre caracteres impresos.
No estoy de acuerdo, pero incluso yo a veces dudo hasta de mi propia sombra que me asombra.

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